martes, 30 de junio de 2015

SALAD LOVE

La poesía y la gastronomía, aunque parezcan temas alejados uno de otro, quizá no lo estén tanto. Siento que los poemas y esa cocina hecha con amor y dedicación, ajustando dosis de sueños y realidades para elaborar a fuego lento la mezcla de ingredientes y lenguaje poético, tienen muchas similitudes.

El ritual primitivo de compartir la comida, como resultado de la intimidad de vivir juntos en pequeños grupos para compartir texturas, aromas y sabores, se inició hace ya más de tres mil años, si bien los cambios más significativos se han producido en poco más de cincuenta años gracias a los avances de la química y la electricidad, que nos permiten conservar mejor los alimentos.

Las manos de madres y abuelas de otras épocas, entre pucheros, ollas y carbones, alimentaron al mundo mirando las tempestades por encima del hombro, dedicando tiempo y cariño la mayoría de las veces sin reproches ni frustraciones y sin que tuvieran el reconocimiento que se merecían.

Hoy, cocineros españoles de la talla de Adriá, Ruscalleda, Berasategui, Subijana o Roca, han puesto la gastronomía a un nivel y un prestigio altísimo. Un apartado muy especial de la esta gastronomía española de calidad es el de las ensaladas, ese plato que tradicionalmente se componía de lechuga, tomate y como mucho atún, espárragos y huevo duro, en una variedad infinita que las hace tan apetecibles cuando llega el verano. 

Es el mérito de este precioso libro que, con unas fotografías más que sugerentes y sobre todo con una combinación más que original de los ingredientes, consigue hacer de los sabores y también de los elementos nutritivos un plato completo, incorporando proteínas como el pollo, el salmón, la ventresca y combinándolas con frutas y verduras de gran variedad, rúcula, tomates cherry, canónigos, espinacas y así hasta el infinito en más de doscientas recetas más que recomendables para cualquier época. 

(Recomendado por Isabel)



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