martes, 11 de noviembre de 2014

LA MÚSICA DEL SILENCIO

Con el permiso de George R. R. Martin y su inacabable mundo de Poniente, Patrick Rothfuss es, desde mi punto de vista, el mejor escritor actual de literatura fantástica. Donde el primero es brutal y despiadado, el segundo es elegante y lírico; mientras que con Martin devoras con ansia la historia buscando sorpresas y conclusiones parciales, con Rothfuss la paladeas despacio, deseando que nunca se acabe. Hay quien saca del primero enseñanzas políticas; del segundo la única enseñanza que se puede sacar es emocional y privada, y para mí, mucho más fiable y duradera. 

Esta es una de las razones por las que los admiradores rendidos de su mundo fantástico podemos apreciar la historia de este libro. Porque hay que admitir que en él no pasa absolutamente nada.

Auri, uno de los personajes secundarios más misteriosos y fascinantes de su trilogía, es la protagonista de estas 140 páginas en las que la seguimos a lo largo de siete días. Los siete días que le faltan para que él llegue. Los siete días en los que ella se prepara minuciosamente para su llegada, buscando tesoros en las profundidades de su mundo subterráneo, volando descalza por sus pasadizos, cruzando puertas que no quieren desvelar lo que protegen y viviendo dentro de su ser frágil, dañado y hermoso. 

Mientras retrasa y retrasa la publicación del tercer tomo de su maravillosa trilogía fantástica, Rothfuss nos engaña el hambre con una historia estática, sin acción, hecha a base de imágenes y sucesos en apariencia sin importancia. Quienes no hayan leído El nombre del viento y El temor de un hombre sabio, no entenderán absolutamente nada. Quienes los hayan leído, intuirán al personaje de Auri y se quedarán desconcertados, esperando un argumento que nunca llega. Sólo quienes hayan leído los libros y los guarden con devoción en su memoria y se desesperen con cada año que pasa sin noticias del tercero y sean capaces de amar a un personaje y de sentir conexiones emocionales con objetos que generalmente son inanimados y de leer historias extrañas, obsesivamente íntimas y desconcertantes, sólo ellos podrán apreciar de verdad el secreto, bello y dañado, de esta historia.

Patrick Rothfuss

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