lunes, 12 de mayo de 2014

EL VENENO DE LAS ADELFAS

El nombre de Simonetta Agnello Hornby siempre evocará en mí la novela La mennulara y el impacto que me causó su lectura.
Una recomendación para quien no la haya leído.
Esta nueva historia siciliana ocurre en Pedrara, en la villa de los Carpinteri.  Bede y Mara nos guían por los recovecos de múltiples caminos en los que encontramos temas tan variopintos como la situación de los inmigrantes indocumentados y su explotación inhumana o las relaciones familiares enfrentadas por la muerte inminente de la madre, Anna, y la búsqueda de sus joyas.

La ambigüedad y la complejidad del personaje principal, Bede, guardián de la propiedad, son dos de los factores más fascinantes de este relato, que gira en torno a Anna, madre, esposa, amante y reducto de una saga familiar. Esta se había iniciado con Tommaso, un marido infiel, sibarita, culto, al estilo de los antiguos griegos o aquellos humanistas del Renacimiento que entendían el amor en sus diferentes facetas, incluidas las homosexuales, derivadas hacia muchachos mucho más jóvenes con los que se establecían frecuentemente relaciones de maestro alumno, como fue por ejemplo el caso de Miguel Ángel Buonarroti.

Los riachuelos cubiertos por la sofocante frondosidad de las adelfas, preciosas plantas que esconden un veneno que puede matar, son un símbolo de la maldad profunda que ahoga y trastoca las vidas de seres humanos indefensos.

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